“Queremos que los liceos tomen el protagonismo en el ecosistema TP”: entrevista a Eduardo Rojas, jefe del proyecto Red Futuro Técnico RM Norte 

Con el objetivo de promover espacios de colaboración entre liceos técnico-profesionales, instituciones de educación superior, empresas y organismos públicos, la Red Futuro Técnico está impulsando los nodos. Se trata de grupos de trabajo organizados por especialidad o temática, donde se comparten desafíos, buenas prácticas y necesidades comunes. 

“Los nodos permiten que los liceos se articulen con su entorno y encuentren nuevas formas de mejorar la formación TP”, explica Eduardo Rojas, jefe del proyecto. El equipo de la Red Futuro Técnico RM facilita estos espacios, pero busca que sean las propias comunidades educativas quienes lideren y sostengan los nodos a largo plazo. 

Ya hay experiencias exitosas como el Nodo de Inglés RM Sur, liderado por la docente Paula Alcaíno, que ha dinamizado el trabajo colaborativo entre colegas. Para 2025, la proyección es clara: más protagonismo de los liceos y vínculos directos con el ecosistema TP. 

La Red Futuro Técnico impulsa espacios colaborativos entre liceos TP, instituciones públicas, empresas y educación superior. ¿El objetivo? Enfrentar desafíos comunes y fortalecer la formación técnico-profesional desde el trabajo conjunto. 

La educación técnico-profesional enfrenta desafíos que requieren respuestas compartidas. Con ese espíritu nacen los nodos de la Red Futuro Técnico (RFT), una estrategia de articulación y colaboración que reúne a liceos TP de una misma especialidad o con intereses comunes, junto a instituciones de educación superior, organismos públicos y actores del mundo laboral. 

Eduardo Rojas, Gerente de Proyectos de Grupo Educativo y líder de la RFT en la zona norte de la Región Metropolitana, explica que “los nodos son grupos de colaboración entre establecimientos técnico-profesionales, a los que se invita a compartir experiencias respecto de una temática específica, como una especialidad o un ámbito común de preocupación”. Este espacio busca que los establecimientos compartan buenas prácticas, desafíos y problemas comunes, en un esfuerzo por mejorar la formación técnica desde el intercambio. 

Los nodos pueden estar organizados por especialidades como Gastronomía, Inglés o Agropecuaria, o por sectores más amplios como Energía, que agrupa distintas disciplinas bajo un mismo desafío. “Lo importante es que permiten conocer los avances que se están dando en la industria y que muchas veces no están aún reflejados en los planes de estudio actuales”, detalla. 

Cada nodo tiene su propia metodología de trabajo, pero comparten una base común: generar un espacio de conversación y acción. “Puede ser que los liceos soliciten formación específica en una materia y una institución de educación superior la imparta, o que compartan estrategias frente a un mismo problema”, comenta el jefe de proyecto. 

Desde la Red Futuro Técnico, el equipo actúa como articulador y facilitador: propone temáticas, convoca a los actores y ayuda a mantener el nodo activo. “Hacemos una suerte de secretaría: que se reúnan, que tengan una agenda de trabajo, que se mantengan comunicados”, dice Rojas. Sin embargo, el gran objetivo es que los propios liceos asuman el liderazgo y los nodos se sostengan más allá de la RFT. 

Un ejemplo inspirador es el Nodo de Inglés en la Región Metropolitana Sur, donde una docente asumió el liderazgo de manera voluntaria, convocando a colegas y dinamizando el espacio con una agenda construida desde las propias necesidades de los liceos participantes. “Eso es justamente lo que buscamos: que el protagonismo esté en las comunidades”, afirma. 

El mayor reto, según Rojas, es que los nodos logren auto-sustentarse. “Queremos que los establecimientos se reconozcan como parte activa del ecosistema TP y que puedan vincularse directamente con los demás actores sin necesidad de intermediarios”. 

Para 2025, las proyecciones apuntan a consolidar estos espacios como verdaderas mesas técnicas de colaboración. “La idea es que se sumen más organismos del Estado, como ya lo hace el Ministerio de Energía, y también otros como Cancillería, que han mostrado interés pero, sobre todo, que los liceos se sientan empoderados para construir redes duraderas, que fortalezcan la formación TP y les abran nuevas oportunidades a sus estudiantes”.