Conversamos con María Isabel Astorga, trabajadora social que formó parte de la organización por más de una década. Actualmente trabaja de manera independiente como consultora y dirije Pumpa el cerro, una pyme de deporte aventura para mujeres en Santiago. Lo aprendido en Grupo Educativo sigue siendo parte de su forma de trabajar: el compromiso, la confianza y el respeto son esenciales para que cualquier proyecto avance.
¿Cómo fue tu llegada a Grupo Educativo?
Llegué en 2011, inicialmente como practicante. Fue mi primera experiencia laboral y me marcó profundamente. Allí encontré un espacio donde pude aprender, absorber conocimientos y crecer profesionalmente. Tras la práctica, pasé a formar parte del equipo estable durante 11 años. Ese inicio definió mi manera de entender el trabajo.
¿En qué proyectos participaste durante tu tiempo en la organización?
Tuve la oportunidad de colaborar en consultorías muy significativas. Estuve en el acompañamiento a escuelas rurales en Los Vilos, coordiné la Red de Escuelas Mentoras de Microsoft en Latinoamérica y participé en el proyecto Un gran lugar para crecer, desde sus etapas iniciales, incluyendo un diagnóstico que implicó más de 1.500 entrevistas. Fueron experiencias intensas, profundas y de gran aprendizaje.
El ADN de Grupo Educativo
¿Qué distingue a Grupo Educativo de otras organizaciones?
Sin duda, la creatividad. Es un lugar donde se invita a soñar, a proponer y a diseñar proyectos innovadores que realmente impacten a las comunidades con las que se trabaja.
También destaco la calidad profesional y humana de los equipos. Siempre decía que había un “casting” muy bien hecho: personas comprometidas, capaces de dar más del 100% y de trabajar colectivamente sin dejar a nadie atrás. Eso no se encuentra en cualquier lado.
¿Cómo viviste los cambios dentro de la organización?
Me tocó presenciar transformaciones importantes: cambios en la dirección, nuevas etapas de crecimiento e incluso el desafío que significó la pandemia. Esos procesos se enfrentaron con sinceridad y mucha cercanía hacia los trabajadores. La incertidumbre fue breve porque siempre hubo claridad y confianza en el liderazgo.
¿Qué momentos recuerdas con más cariño?
Los espacios de compañerismo. Los almuerzos compartidos, los viajes a terreno, las largas conversaciones en auto. En esos momentos se aprendía tanto como en las reuniones formales. Esos espacios tejieron vínculos que hasta hoy permanecen.
¿Qué mensaje darías a quienes recién comienzan su carrera?
Grupo Educativo es un excelente lugar para empezar. Es una verdadera escuela: se aprende de los proyectos, pero sobre todo de las personas con las que compartes el camino.




